El Clásico: La historia de la legendaria rivalidad
Por qué cada partido es un capítulo épico en el libro del fútbol
No importa cómo les vaya en la liga: cuando Barcelona y Real Madrid se enfrentan, siempre se puede esperar una sorpresa. El Clásico nunca es predecible.
Ambos clubes, aunque se encuentren en momentos distintos, siempre garantizan duelos intensos y apasionados que trascienden lo meramente deportivo. Son el corazón de la cultura futbolística española y un evento imprescindible para los aficionados de todo el mundo.
Un país dividido: El Clásico
El primer enfrentamiento entre estos dos rivales españoles fue, en cierto modo, parecido al resultado más reciente, cuando el Barcelona venció 3-1 en la Copa de la Coronación de 1902, un evento que conmemoraba la coronación del rey Alfonso XIII. Unos 30 años después, el propio Alfonso autorizó unas elecciones cuyos resultados no le favorecieron. El pueblo votó mayoritariamente por abolir la monarquía en favor de una república liberal.
Cuando el rey partió al exilio en Marruecos, el nuevo gobierno impulsó profundas reformas que otorgaron mayor autonomía a regiones como el País Vasco y Cataluña.
Sin embargo, esa libertad sería efímera, ya que distintos grupos rebeldes —formados por militares, miembros de la antigua aristocracia y sectores de la Iglesia— intentaron recuperar el poder mediante sucesivas elecciones.
Poco tiempo después, un general llamado Francisco Franco avivó el sentimiento nacionalista en el país y conquistó ciudad tras ciudad. Mucho se ha escrito sobre la Guerra Civil Española (1936–1939), un conflicto sangriento que se cobró más de un millón de vidas.
Pero a efectos futbolísticos, podemos adoptar una perspectiva general y reconocer que tanto Madrid como Barcelona, en un principio, simpatizaban con los republicanos de izquierda que luchaban contra el partido fascista de Franco, la Falange. No obstante, ambas ciudades cayeron, y Franco gobernó España con mano de hierro hasta su muerte en 1975.
Durante su régimen encontramos quizá las raíces más profundas de El Clásico. La camiseta que vestías no solo representaba al equipo que apoyabas, sino también tu visión del mundo y tu afiliación política. Mientras Madrid se transformó —a la fuerza— según la imagen de Franco, Barcelona adoptó la de Cataluña.
Los dos equipos se enfrentaron en semifinales de la Copa del Generalísimo (hoy Copa del Rey) en 1943, con victoria del Barcelona por 3-0. Después del partido, jugadores y personal del Real Madrid, así como medios de comunicación controlados por el Estado, denunciaron que el Barça había hecho trampas, lo que llevó a que sus aficionados fueran excluidos del partido de vuelta en Madrid.
Algunos informes incluso sugieren que Franco amenazó a los jugadores del Barça para que perdieran deliberadamente. Dado que el Madrid ganó el partido de vuelta por 11-1, dejamos en manos del lector decidir qué ocurrió realmente.
Espionaje de fichajes
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Solo el nombre Alfredo Di Stéfano suena como música para los oídos. Pruébalo tú mismo: Al-fre-do di Sté-fa-no. Como vino fluyendo en una copa. Pero la historia de su fichaje en los años 50 fue todo menos melódica.
El delantero argentino era entonces el epítome del talento futbolístico. Marcaba infinidad de goles con River Plate y despertó el interés de los clubes más grandes del mundo, entre ellos el Real Madrid y el Barcelona.
Debido a una huelga de jugadores, Di Stéfano, con 25 años, firmó con Millonarios de Colombia —sí, los mismos Millonarios de los que quizás hayas oído hablar en Narcos. Y desde ese momento, la historia dio un giro controvertido.
La cuestión era: ¿a quién pertenecía realmente Di Stéfano en ese momento, a Millonarios o a River Plate? El Barcelona firmó un acuerdo con River, mientras que el Madrid lo hizo con Millonarios.
Tras una serie de complejas negociaciones, la FIFA decidió que ambos clubes compartieran al jugador durante cuatro años. La absurda situación llevó finalmente a que el presidente del Barça, Martí Carreto, dimitiera y el club renunciara al fichaje. El Madrid pudo incorporar a Di Stéfano y, para echar más leña al fuego, el delantero marcó dos goles en la siguiente victoria por 5-0 del Real Madrid en El Clásico.
Di Stéfano se convirtió en uno de los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos y conquistó numerosos títulos, incluyendo ocho campeonatos nacionales y cinco Copas de Europa. El Madrid se alzaba en lo más alto —y lo hacía a costa de su eterno rival.
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“Monedas, botellas, escombros y, sobre todo, una cabeza de cerdo lanzada a Figo”
A comienzos del nuevo milenio, se produjo otro escándalo que llevó la rivalidad entre el Barcelona y el Real Madrid a un nuevo nivel. El extremo portugués Luís Figo, considerado hasta entonces una estrella indiscutible del Barça, pasó a ser el centro de una de las sagas de traspasos más polémicas de todos los tiempos.
Como jugador del Barcelona, Figo había reiterado que sería “una locura” irse al Real Madrid. Pero en la sombra se gestaba algo distinto.
Según los rumores, Figo había firmado un preacuerdo secreto con Florentino Pérez, candidato a la presidencia del Real Madrid. Si Pérez ganaba las elecciones, el traspaso a Madrid se haría efectivo.
En Barcelona nadie quería creer los rumores, pero Pérez tenía sus propios planes. Según un informe de CNN Sport, realizó una encuesta entre los casi 100.000 socios del club en la que prometía asumir el coste de sus cuotas si ganaba las elecciones y no fichaba a Figo.
La realidad era que el 1 de julio ya había cerrado un acuerdo confidencial con el agente de Figo, José Veiga, que le garantizaba un salario seis veces superior al que tenía en el Barça. Solo 15 días después, el 16 de julio de 2000, Pérez ganaba las elecciones y Figo era presentado con honores en el Bernabéu —el inicio de la era de los Galácticos.
El Clásico siguiente en el Camp Nou, uno de los más esperados de la historia, dejó una imagen para el recuerdo. El fallecido portero del Barça, Francesc Arnau, lo recordaba así: “Nunca oí el Camp Nou tan enfurecido contra una sola persona.”
Mientras Figo se preparaba para lanzar un córner, le llovían monedas, botellas y objetos de todo tipo. Pero el momento más simbólico fue cuando le arrojaron una cabeza de cerdo, representando la furia de los aficionados culés. Fue como si ese día no jugara el Real Madrid, sino únicamente Luís Figo.
Rivalidad reinterpretada
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¿Quién hubiera pensado que, después de todo lo que ya había ocurrido entre Barcelona y Real Madrid, los dos mejores futbolistas de todos los tiempos se enfrentarían en bandos opuestos, en el apogeo de sus carreras? Messi contra Ronaldo fue, sobre todo, un espectáculo que probablemente no volveremos a ver jamás. Mientras uno marcó más de 600 goles para su club, el otro alcanzó casi los 500 – ambos conquistaron numerosos títulos de liga y Copas de Europa.
Aunque ambos tuvieron sus momentos, especialmente cuando celebraban goles tardíos burlándose del público rival, el espectáculo también se vivía en las bandas. Los entrenadores Pep Guardiola y José Mourinho probablemente fueron más apasionados que Messi o Ronaldo, con estilos totalmente opuestos que convertían cada Clásico en una partida de ajedrez de intensidad extrema.
No olvidemos a Sergio Ramos, quien, en una de sus muchas expulsiones, llegó a golpear a Xavi en la cara después de derribar a Carles Puyol – todo ello meses después de que los tres ganaran juntos el primer y único Mundial de la historia de España.
En asuntos más serios, el referéndum independentista de Cataluña en 2017 trajo oscuros recuerdos del régimen de Franco, cuando votantes fueron golpeados y reprimidos en las urnas, y los líderes separatistas fueron encarcelados por traición.
Ese miedo se trasladó al Clásico posterior, donde se vieron enormes tifos y pancartas en el Camp Nou pidiendo a España que "se sentara y hablara" – una propuesta de Pep Guardiola y del presidente catalán Quim Torra.
En el verano de 2021, el Gobierno español indultó a los nueve líderes encarcelados – una decisión que el presidente Pedro Sánchez esperaba que “abriera una nueva era de diálogo y reconciliación, y pusiera fin de una vez por todas a la división y la confrontación.”
Aún existen críticos en ambas partes. Una encuesta reveló que más del 60 % de los madrileños estaban en contra del indulto, temiendo que la lucha independentista catalana sirviera de ejemplo para otras regiones semi-autónomas como el País Vasco.
Hay muchos jugadores, entrenadores y momentos que no se mencionan en este artículo por motivos de espacio – desde Zidane y Beckham hasta Cruyff, Robson y Ronaldinho. Todos ellos, al margen de la política, han hecho de esta rivalidad uno de los mayores espectáculos del deporte.
Pero pese a todos los cambios en el juego y en la rivalidad, algo permanece inalterable: amar el fútbol es amar El Clásico – con toda su polémica y gloria. El duelo ha evolucionado, pero su esencia sigue estando en los bandos apasionadamente opuestos que han producido algunos de los momentos más grandes que jamás veremos.